#ElPerúQueQueremos

El impacto de la covid19 en la inflación mundial

Publicado: 2021-10-17


La devaluación del sol con respecto al dólar y el incremento de la inflación --que en el Perú se hace especialmente visible en el precio de los alimentos-- deben ser analizados desde una perspectiva internacional. Atribuir su evolución al acontecer político local, como factor fundamental, es una explicación limitada. Dichas variables, así como también el costo del dinero, están determinados fundamentalmente por factores externos.

La pandemia de la covid-19 es el elemento determinante del desorden económico mundial que vivimos actualmente. Las prolongadas cuarentenas y parálisis de la producción dieron lugar a la peor recesión desde la Gran Depresión y a una caída sin precedentes del comercio internacional. Para incentivar el consumo y preservar el empleo, el FMI recomendó instrumentar políticas fiscales y monetarias expansivas en todo el mundo, lo que se tradujo en incrementos del déficit fiscal.

Dueño de la moneda de circulación y reserva internacional, Estados Unidos lideró el actual impulso inflacionario. Durante el gobierno de Trump, en plena campaña electoral, se repartieron cheques con su firma y, con Biden, se emitieron millones de dólares para su megaproyecto de infraestructura. Esa emisión monetaria ha dado lugar a que la inflación general anual en la primera potencia, a septiembre, supere el 5%, el nivel más elevado desde 2008. El fenómeno inflacionario ha tenido lugar también en Europa, Asia y en nuestra región. En 2021 esta ha alcanzado en Brasil, México, Colombia Chile y Perú, tasas máximas no registradas en muchos años, que han sido también acompañadas con altas tasas de devaluación de sus monedas.

Con la aparición de las vacunas y la consiguiente recuperación económica, la inflación ha adquirido un nuevo impulso como resultado de una demanda más sólida y una escasez de la oferta de bienes. La pandemia alteró el flujo de la producción y del comercio internacional y al aumentar el consumo en varios países, al mismo tiempo, se ocasionaron cuellos de botella en el abastecimiento. Así, se produjo escasez en la producción mundial de semiconductores –indispensables para la fabricación de computadoras, celulares, automóviles, otros--, se incrementaron los precios de los contenedores y aumentaron los precios internacionales de las materias primas, en particular del petróleo (casi 60% en lo que va del año) y de algunos alimentos como el maíz (65% desde diciembre del 2019) y el aceite de soya (más de 100% desde diciembre del 2019).

El incremento de los precios de las materias primas se explica básicamente por dos factores: primero, la rápida recuperación económica en China y posteriormente la de los otros países, y segundo, el debilitamiento de la moneda estadounidense debido a los programas de apoyo económico masivos. Frente a un dólar frágil, los administradores de activos agregaron materias primas a sus carteras para proteger sus inversiones de la inflación.

El informe Perspectivas de la economía mundial, presentado en octubre por el FMI, pronostica que la inflación continuará en aumento en los próximos meses para luego volver a los niveles previos a la pandemia recién hacia mediados de 2022. Sin embargo, señala que las proyecciones conllevan gran incertidumbre y la inflación podría ser elevada durante más tiempo.

Estados Unidos está en riesgo de caer en default debido a sus altos niveles de endeudamiento y ha tenido que elevar los límites para contraer nueva deuda, hecho que supone un crecimiento de la inflación, mina la confianza en el dólar como moneda de reserva y afecta su capacidad para atraerlos. Por ello, la Reserva Federal considera incrementar las tasas de interés en un futuro cercano, lo que encarecería el costo del crédito internacional para países como el nuestro. Por el momento las mantiene pues, a fines de setiembre, revisó a la baja el crecimiento de su PBI a 5.9% frente al 7% previsto en junio. Lo contrario sucedió con la inflación: en junio se pronosticaba un 3.4% anual que fue ajustada a un 4.2%.

Si sumamos la crisis energética en Europa, la implosión de la inmobiliaria china Evergrande y la inoperancia de la actual arquitectura financiera internacional las economías emergentes podrían verse derrumbadas como en un domino rally, sin importar mucho la bandera política de sus gobernantes de turno. En el Perú hace falta analizar el cuadro completo y no limitarse a responsabilizar a los votantes de Castillo por el actual incremento inflacionario en el país.


Escrito por

Ariela Ruiz Caro

Economista. Consultora internacional en temas de comercio, integración y recursos naturales @arielaruizcaro


Publicado en